Reseña cultural
La ausencia de tradición indígena determinante, por un lado, y por el otro la presencia de tan diversas corrientes de nacionalidades, generaron una compleja evolución cultural. Literatura, artes plásticas, música, arte teatral y cinematográfica, toda la expresión argentina se orientó en principio sobre bases europeas. Se trataba de "vino nuevo en viejos odres". En efecto, la mayoría de los artistas y pensadores argentinos transmitió a su manera la realidad inmediata, la visión de un pais real.
Esta combinación de influencia y formas europeas más los materiales sensibles e intelectuales argentinos generó polémicas, y creó un estilo inconfundible. Este hecho no es solo el resultado de una actitud de deslumbramiento ante Europa: una gran parte de la población argentina es de origen europeo. La literatura ha sido particularmente productiva en la novela y el cuento, sin olvidar por eso a excelentes poetas y ensayistas. Se ha dicho que una línea conductora en la literatura argentina es la permanente interrogación de cómo son, cómo actúan y hacia dónde van los argentinos.
Después de 1830 empieza a surgir una literatura local consciente de sus proyecciones, e imbuída de las "ideas generales" en boga en las universidades europeas de entonces. La cultivaban jóvenes liberales y francófilos, opositores al gobierno de Rosas. Sarmiento, prosista recio y original, dejó 53 tomos de obras donde predomina el ensayo.
Esteban Echeverría fue un intérprete apasionado de la realidad nacional, después de haberse formado en París. Vicente Fidel López escribió la primera Historia Argentina. José Mármol es autor de la novela histórica "Amalia". Juan Bautista Alberdi fue sociólogo, jurista, ensayista, y colaboró con su obra de pensador a la definitiva organización nacional.
También durante el siglo pasado se produjo un fenómeno singular: la poesía gauchesca. Sus autores, artistas cultos, imitan la métrica y el léxico de los gauchos. La más célebre de estas obras es "Martín Fierro" (1872) de José Hernández. Cuenta las desventuras de un gaucho ante un medio social corrompido y hostil. Ningún otro texto literario tuvo tanta popularidad durante tanto tiempo en la Argentina. Fue traducido a numerosos idiomas.
Varios escritores argentinos modernos han conocido la fama internacional: Jorge Luis Borges, creador de un mundo literario autosuficiente y originalísimo, gran poeta y cuentista. Julio Cortázal, renovador de la estructura novelística con obras tan decisivas como "Rayuela" o "Los Premios". Ernesto Sábato, Manuel Mujica Láinez, Manuel Puig.
Otros merecerían acceder a esa fama internacional: Ricardo Guiraldes, Leopoldo Marechal, Horacio Quiroga (uruguayo-argentino), Leopoldo Lugones, Ezequiel Martínez Estrada.
En muchas universidades del mundo el estudio de los autores argentinos es permanente y entusiasta. Merece destacarse el cultivo del cuento fantástico, de gran calidad literaria en escritores como Eduardo Holmberg, Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares.
El gusto por la lectura está muy arraigado en la Argentina, que cuenta con la Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Congreso, la del Museo Mitre, y diversas bibliotecas provinciales y municipales. La producción editorial es constante. Existe una verdadera tradición de impresores de prestigio, además de numerosas revistas literarias del pasado y el presente. La más conocida de ellas, Sur, dirigida por Victoria Ocampo, fue durante decenas de años un símbolo de la vinculación cultural con Europa.
El Museo Nacional de Bellas Artes, el de Arte Decorativo y diversas colecciones particulares ilustran aspectos de la actividad argentina en artes plásticas. Son mundialmente conocidos pintores como Raúl Soldi, Antonio Berni, Emilio Pettorutti, Héctor Basaldúa, Raquel Forner. A partir de 1950 empiezan a consagrarse internacionalmente los pintores "concretos", como Maldonado, Fernández Muro o Miguel Ocampo. Arden Quin fue uno de los promotores de la "forma libre". Señala el crítico Damián Bayón: "Hecho curioso, los rasgos caracteristicos del movimiento de Buenos Aires—gobierno del sentimiento, racionalismo deliberadamente frío—(...) no tienen ninguna raíz latina (...) algunos artistas argentinos como Julio Le Parc o Francisco Sobrino, fundaron grupos y tendrán influencia a lo largo de sus carreras sobre otros artistas argentinos o, cosa más sorprendente, franceses".
La música culta se desarrolla tardía y lentamente, desde fines del siglo XIX: Julián Aguirre, Alberto Williams, y luego Constantino Gaito, Felipe Boero. Es la época de las influencias de Saint Saens, Massenet, y naturalmente los impresionistas de principios de siglo. Hay una gran actividad en los diversos campos de la música contemporánea: Las obras de Roberto Caamaño, Pompeyo Camps, Roberto García Morillo, Jacobo Ficher, Hilda Dianda, son ejecutadas con frecuencia dentro del pais y fuera de él. Alberto Ginastera ha hecho conocer sus óperas Bomarzo y Don Rodrigo en algunos de los teatros más importantes del mundo.
La musicología ha dado figuras como Jorge D'Urbano. La llamada "escuela argentina de piano" es muy estimada. Bruno Leonardo Gelber —"la excepción que no conforma ninguna regla", según un crítico francés—, el estupendo talento de Martha Argerich, Manuel Rego, Silvia Kersenbaum, lo prueban. El conjunto Camerata Bariloche ha recorrido el mundo dando conciertos. El director Mario Benzecry es ganador del concurso internacional Dimitri Mitropoulos. Los cantantes Carlos Cossutta, Gian Piero Mastromei, Elena Suliotis, nacieron o se formaron en la Argentina.
Astor Piazzolla ha empleado en el tango recursos contrapuntísticos y profundidad musical. Poeta y guitarrista, Atahualpa Yupanqui es un artista universal. Los públicos europeos y americanos ya se han familiarizado con dos cantantes populares argentinas: Mercedes Sosa y Susana Rinaldi.
La actividad teatral y cinematográfica es particularmente intensa. Son ejemplo de ello la extensa filmografía de Leopoldo Torre Nilsson, y realizadores como Sergio Renan, y otros.
El Teatro Colón es desde 1908 la más continua y la más universal de las realidades artísticas argentinas. Su acústica es perfecta, y tiene capacidad para casi 4.000 espectadores. Dedicado a ópera, ballet y conciertos, en él han actuado los más grandes artistas mundiales de cada generación, y prácticamente sin excepciones. El Teatro Colón está presente en la literatura, en la historia y en todos los aspectos de la vida nacional. Ha sido desde su inauguración, motivo de interés y respeto para los viajeros de otras partes del mundo.